Por Jorge Esteban López García
Mayoría
no son quienes se manifiestan en contra del candidato que ganó en base a
sombrías e ilegales elecciones, tampoco quienes piden una explicación
de todas las anormalidades, mucho menos quienes solicitan
democráticamente una revisión sustancial de todos los votos.
Supuestamente son Mayoría los que votaron para que el guapo candidato
del tricolor nos gobernara, los que sufragaron por un país basado en
generalidades y proyectos anteriores, los que participaron con su
comprado voto o se dejaron manipular por un grupo dominante.
Muchos
grupos lo dicen, no sólo los obraduristas o los del 132 o las
organizaciones internacionales que aclaman democracia y justicia; lo
dicen quienes exigen un verdadero país, donde la democracia rinda frutos
y la justicia se aplique en buena medida. Solicitan claridad en los
hechos quienes aman México y son capaces de comprender por qué nuestro
país está como está. Piden limpieza en las elecciones quienes Nunca
participaron en ellas de manera cochina, quienes No se dejaron
corromper, aquellos que son capaces de ver más allá de su nariz y
analizan lo que puede o no puede ser.
Pudiste
votar para quien se te dé la gana, pero no pudiste votar para quien te
pagaron o para quien te dijeron era el mejor o para quien te indicaron
llevaba la de ganar o para quien conservaría al país en manos de un
partido que supuestamente lo tuvo bien durante 70 años o porque
simplemente le tienes amor futbolero al PRI.
Obviamente
es inevitable se repita en México la elección del 1 de julio del 2012,
porque las leyes cuentan con demasiados candados como para imaginarse
tal hecho. Pero también es obvio que fue una jornada llena de
irregularidades, compra de votos, acarreo, imposiciones mediáticas y de
otras formas, supuestos discursos de pureza y millones de pesos en
gastos innecesarios de campaña.
Todo
se vislumbra para estar igual, por lo menos esa esperanza queda, que
siga igual y no peor este país al que muchos amamos y otros decimos amar
y pocos nunca lo han amado.
Incomprensible
que un país pueda votar por un candidato que no guarda ninguna
esperanza para México, al que todas las cámaras enfocaban para lucir su
imagen, al que todos aplaudían y alababan por el simple hecho de ser el
candidato de su partido, al que los que sienten ser "mayoría comprensiva
de México" adoraron por el simple hecho de ser víctima, al que los
mexicanos que dicen amar a su país dieron el voto por seguir las líneas
antiguas de un partido político.
Hicieron
creer a esa mayoría que dice ser comprensiva y que, según ellos,
hubiera aceptado su derrota. Les dijeron que ponerse la camiseta es
caminar detrás del mejor aunque éste al caminar pisoteé, maltrate,
discrimine, robe y asesine; pero siempre con una sonrisa de buena
gente. Esto nos acaba de dar en la madre, estamos derrotados no sólo
los que no votaron, o los que lo hicieron en contra o los que anularon;
estamos derrotados porque los medios de comunicación decían que todo era
en contra de Peña Nieto, cuando todo era a favor de un País evitando
que llegara aquél galán de telenovela.
México
está derrotado porque se sigue creyendo que el gritón de allá es
patrocinado por un partido político, porque si un estudiante cuestiona
seguramente es porque alguien le dijo, porque si hay una revolución de
ideas la planeó alguien más y sólo envió a los súbditos, porque si
alguien se mueve es porque le pagaron. México está derrotado porque
seguimos pensando igual y nada cambió, ni siquiera nuestra forma de ver
las cosas.
Afortunadamente,
y como lo dice la Verdadera Historia de México, muchos grupos de
mexicanos son capaces de aprender de su pasado y caminarán buscando la
justicia, evitando que la ignorancia y el conformismo sean los
principales obstáculos.
México sufrió una derrota, pero su Historia y la del mundo alumbran una esperanza, un sueño que nos empuja a seguir caminando.