23 noviembre, 2006

AMÉRICA LATINA: MODERNIDAD-POSMODERNIDAD

Por: José Antonio Mateos Castro
Universidad Autónoma de Tlaxcala
Coordinador de la Lic. Filosofía

En cualquier gran ciudad donde el azar me lleva,
me sorprende que no se desaten levantamientos
diarios masacres, una carnicería sin nombre, un
desorden de fin de mundo. ¿ Cómo, en un espacio
tan reducido, pueden coexistir tantos hombres
sin destruirse, sin odiarse mortalmente? A decir verdad
se odian pero no están ala altura de su odio.
Esta mediocridad, esta impotencia, salva ala sociedad,
asegura su duración y estabilidad.

E. M. Cioran. Historia y utopía.

Inmersos en un tiempo donde la sociedad se mueve al ritmo de las maquinas y las relaciones sociales se median por el mercado, promoviendo, al mismo tiempo, la pura instrumentalidad del saber e instrumentalidad del poder. Desde este presente abierto de incertezas, de agobios interiores y exteriores que metamorfosean la cultura con cambios vertiginosos a nivel mundial y local, pretendemos problematizar la recepción latinoamericana del debate posmoderno asumida por varios intelectuales que tratan de mostrar, describir y comprender los desplazamientos que se articulan en el espacio actual donde emergen, convergen y divergen las diversas narrativas que en las últimas décadas han tratado de dar cuenta de la realidad social y cultural en nuestro continente.
Desde esta perspectiva, es importante situarnos en el centro de esta polémica, lo cual presupone reconocer la crisis de la modernidad occidental, la única que ha desplegado plenamente hasta el momento, además de analizar cómo nuestro continente se ha apropiado de ella, así como de mostrar de qué manera los procesos de globalización se van imponiendo cada vez más autoritariamente, provocando la aparición de un imaginario cultural ambiguo y paradójico.
Por lo tanto, prestamos atención a aquellas voces que, desde la periferia, responden ante la problemática de la posmodernidad y consideran que nuestro continente, como la figura del ciempiés, tiene unas patas bailando aún en la posmodernidad, otras pisan la modernidad y, tal vez, periféricamente, hay otras que exploran la llamada posmodernidad, bajo el presupuesto desarrollista ( devenir necesario del ser ).
Para ello, tenemos que enfocar el debate posmoderno a partir de un análisis cultural que lo entienda no como un momento histórico exclusivo de los países desarrollados sino como un “estado generalizado de la cultura”, con el objeto de ofrecer una interpretación filosófica de América Latina en nuestro presente.
Esto nos lleva a asumir la realidad latinoamericana como problema filosófico ( tal como lo hicieron en su tiempo, la teoría de la dependencia y la filosofía de la liberación ), teniendo como preocupación fundamental, el preguntarnos por el sentido y la necesidad de un pensamiento que de cuenta de las condiciones culturales y sociales al interior de la cultura.
Por lo tanto, es necesario analizar las transformaciones socio-culturales que han llevado al desgaste de categorías filosóficas, sociológicas y culturales de los discursos liberacionistas, pero, al mismo tiempo, nos lleva a reajustarlas para intentar consolidar una interpretación crítica en torno a América Latina.
Consideremos que, a partir de los 80s, aparecen una serie de trabajos teóricos que, desde la experiencia dolorosa de los distintos países del continente, tratan de leer la realidad latinoamericana desde los aportes del debate posmoderno, considerando la existencia de un “cambio de sensibilidad” en los patios interiores de la cultura latinoamericana. La reflexión de autores como Néstor García Canclini, Jesús Martín Barbero, Roberto Follari, Norbet Lechner, Nelly Richard, Beatriz Sarlo, García Delgado, Martín Hopenhay, entre otros, nos obliga a comprender dicho debate en la periferia.
Sin embargo, la asunción de tal problemática en nuestro continente , es asumida con actitudes distintas por pensadores de diversas nacionalidades; Mario Magallón, Gabriel Vargas Lozano, Sánchez Vázquez, Franz Hinkelammert, Gilberto Valdés, Pablo Guadarrama, Arturo Andrés Roig, etc. En términos generales, todos estos autores muestran una actitud negativa hacia tal debate, que no hay tal fin de la modernidad en nuestro continente, ya que no somos países desarrollados, además de que tal afirmación eclipsaría el racionalismo, el estado, los derechos humanos y se justificaría al mismo tiempo, un regreso al nazismo. Ven en él un pariente demasiado cercano del capitalismo, que legitima el poder de los más fuertes y coloca a los países desarrollados en posición de justificar su hegemonía, cerrando la posibilidad de un proyecto político alternativo y aniquilando el ideal emancipatorio. Por lo tanto, consideran que es un discurso alienado de nuestra realidad social, que sacrifica cualquier herramienta de lucha y que justifica los centros de poder mundial, al mismo tiempo, que nos deja una especia de orfandad epistemológica.
La mayoría de estas críticas presuponen la falacia desarrollista, según la cual se piensa que el desarrollo que surgió en Europa deberá ser seguido unilinealmente por todas las culturas. Por ello, nuestro continente no sería posmoderno hasta cumplir tal ideal. Por el contrario, nosotros criticamos una cierta autoimagen de la modernidad, la que sustenta una concepción unitario del progreso funcionando como fundamento ideológico. Consideramos tal fin, como un retorno reflexivo de la modernidad sobre si misma y no un rebasamiento epocal. No es la cancelación de la modernidad como época histórica, más bien, es el abandono del lenguaje totalizante y escencialista en los que los ideales de la modernidad occidental habían sido articulados en este sentido, la posmodernidad supone la crítica a la única modernidad que se ha manifestado cabalmente, la modernidad capitalista.
En relación a esto, y con ayuda de teóricos latinoamericanos que dialogan con la posmodernidad, nos permitimos resignificar, mostrar y deslindarnos tanto de la comprensión de la posmodernidad progresista o conservadora, como de algunas posiciones apocalípticas, nihilistas y pesimistas. Por el contrario tratamos de recuperar las críticas a la modernidad en el sentido que la posmodernidad implica criticar y abandonar concepciones teológicas y totalizantes que pretenden explicar de manera exhaustiva la realidad. Se trata pues, demostrar que no hay totalidades empíricas y de rescatar el componente hermenéutico-interpretativo, en este caso, de la cultura contemporánea latinoamericana.
En este sentido, describimos y analizamos las manifestaciones culturales y sociales de la posmodernidad en América Latina, que nos develarían el cambio de sensibilidad al interior de la cultura: los fenómenos de constitución y modificación de las identidades, el consumo cultural, la política, los grupos emergentes, los medios masivos de comunicación, etc. Bajo el presupuesto filosófico de resignificación de las estructuras fundamentales y operantes de la vida cotidiana, gracias al las cuales se construye la ciencia, la política, la historia y las instituciones. Nuestra reflexión pretende revelar las condiciones de la realidad cultural y simbólica de nuestras sociedades, es decir, consideramos lo posmoderno como un telón de fondo, donde aparecen los fenómenos que están en juego. Por lo que lo posmoderno mostraría un cambio de sensibilidad a nivel del mundo de la vida que se produce tanto en regiones centrales como periféricas. Por esto, son importantes las reflexiones de la sociología, de la ciencia política, la filosofía y la literatura. En consecuencia, la posmodernidad no sería un trampa o moda, sino un estado generalizado de la cultura latente en nuestros entornos culturales y que no dependen –exclusivamente- de la estructura económica. No presuponemos el desnivel económico-social entre los países ricos y pobres, sino los procesos culturales en un análisis donde los ámbitos de la cultura y la sociedad se relacionan asimétricamente, si esto es así, tendremos entonces que el cumplimiento estructural de la sociedades desarrolladas, no tendrían que reproducirse necesariamente en América latina para que en ella aparezcan los signos culturales de la posmodernidad.
Por lo tanto, lo experiencia periférica de la posmodernidad con los supuestos teóricos mencionados, mostrarían que ante las promesas que chocan con la dura realidad latinoamericana, el abandono y el escepticismo ante los grandes relatos de modificación social, parece dejarse espacio para el asentamiento de la privatización y para pensar y practicar la política como simple forma de administración del capital pero, paradójicamente, también se abre la posibilidad de desbloquear el fruto y tomar un actitud que permita alternativas en un continente que históricamente ha sido saqueado y marginado. Su historia llena de dictaduras, la falta de alternativas y la erosión de los discursos liberacionistas y que junto con el fracaso de la revolución cubana, parecen cerrar el horizonte, produciendo una cultura de la inmediatez y del escepticismo. Por lo contrario, afirmamos que han aparecido y se han reivindicado grupos sociales marginados que pretenden mayor participación política, que no mostrarían un sujeto débil y apático, políticamente hablando, sino que, por el contrario, representan a un individuo social comprometido con su situación y con posibilidades de participación. El desencanto no es, por lo tanto una moda, sino algo que surge dentro de las sociaedades latinoamericanas, ya que todo proyecto social y de cambio ha fracasado. Por ello, Luis Brito García u Ofelia Shutte, consideran que la posmodernidad abre espacios geográficos, políticos y culturales alternativos a la modernidad occidental. No es la cancelación de la utopía, sea ésta capitalista o socialista, sino de la comprensión de la utopía como una critica al presente, es decir, rescatando la función subversiva de ésta que posibilita la apertura a otros horizontes de sentido.
Conjuntamente a la globalización, surgen tendencias nacionalistas y fundamentalistas, conflictos étnicos, xenofobia, guerras, etc. Esto nos lleva a problematizar la llamada identidad que oscila entre lo global y lo local, entre lo nacional y lo posnacional, en suma, parece que se han desterritorializado las identidades hasta hace poco llamadas nacionales. Pero También son una forma de homogeneizar, de crear falsas identidades que engloban una “totalidad”. Parecen romperse barreras culturales, sociales, políticas e ideológicas que conllevan un universo de signos y símbolos difundidos planetariamente por los mass-media, que al mismo tiempo, empiezan a definir la forma de vivir y de pensar de mucha gente. En América Latina en el siglo pasado, esto fue posible gracias a la radio y a la televisión. En la actualidad la llamada”globalización” conforma identidades, borra fronteras, pero paradójicamente las cierra creando conflictos interculturales.
Martín Barbero, por su parte, considera que la televisión se convierte en un factor importante para la formación de identidades personales y colectivas en nuestro continente. Es importante decir, que aunque los medios juegan un papel decisivo en la construcción de identidades, de ello no se deduce necesariamente que los reclamos por la identidad personal y colectiva tengan que ser abandonados, ya que aunque no existieran la llamada identidad, los constructos de identidad son importantes, ellos dan sentido a la vida individual y social de la gente. Esto permitirá a la vez, una reorganización de los escenarios culturales, pero peligrosamente también se arraigan posiciones fundamentalistas e intolerantes.
Ante el desencanto, el escepticismo y los acontecimientos históricos que marcan o dejan entrever la no realización de proyectos, consideramos importante reflexionar sobre las diversas formas de hacer la política, que no se identifica con las vías que recorrieron en le siglo pasado en nuestro continente ( la revolución cubana, las transiciones a la democracia, el papel activo de la izquierda, etc. ). Consideramos, al igual que Norbert Lechner[1] , que es importante quitarle el carácter redentor y de panacea que tiene la política y plantearla como arte de lo posible, es decir, apostamos por lo políticamente posible que al mismo tiempo desplázale énfasis en lo necesario (necesidad histórica), a la vez, que se opone a lo imposible. Esto permite reducir la distancia entre los programas políticos y las experiencias cotidianas de la gente. También supone redefinir la política y la democracia, propiciando una cultura democrática de participación, pues implica comprender nuestra situación como la expresión de la disolución de una identidad “fuerte”, cuya reterritorialización posibilita afirmar la falta de articulación entre los distintos aspectos de la vida social, y que al mismo tiempo, se considere la experiencia de un mundo vital común. Junto al descrédito de la política y al proceso de globalización que llevan a la incertidumbre respecto de cuál es el escenario y cuáles las reglas de lo político, es importante crear las condiciones para consolidar una práctica distinta de ésta.
Frente al gran éxito de los medios masivos de comunicación que tocan hasta los ámbitos más íntimos o los olvida, se crea una sociedad más compleja y caótica. Se acortan y agrandan diferencias, se crean simulacros, se venden candidatos y proyectos, se crean escenarios y realidades construidas con propósitos muy claros. En América Latina –consideramos- se experimenta una fractura en lo social y lo simbólico. La felicidad se vende al igual que la realidad, todo es objeto de consumo. El espacio publico y privado desaparece, a partir de la saturación de imágenes, informaciones y objetos. Se reconocerla habilidad ficticia en la política, se sustituye el discurso político por la escenografía construida (star-system). Por lo tanto, los medios masivos llevan al descubrimiento de realidades sociales pero, por el otro, a ocultarlas y desaparecerlas. Ello implica que todos los media tiene que ser motivo de un análisis que evite una visión unilateral de ls mismos.
En este sentido, ha cobrado importancia la aparición de grupos emergentes de todo tipo, esto lleva a promover y cambiar modelos políticos y teóricos. Parece ser la década de grupos emergentes – como los indígenas- en todo América latina, que contiene posibilidades históricas ante la ausencia de todo proyecto de cambio, y abren la posibilidad de generar una practica y un pensamiento libre de dogmatismo, otorgando nuevos contenidos la horizonte del futuro. Se inauguran formas de resistencia –feministas, homosexuales, etc.-que pretenden incidir políticamente, movimientos que tratan de promover consensos sociales y cambios de modelos políticos. Parece ser el embrión de la participación democrática, y del reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos. La mayoría de los grupos, comparten ideológicamente una critica al sistema prevaleciente y a la cultura dominante y homogeneizadora, pero también apuesta por un mundo plural “aquí y ahora”. Por ello, consideramos, que es importante redefinir la participación de todos los sectores en el espacio público, haciendo énfasis en la creación de redes transversales de resistencia que afirmen valores multiculturales frente ala verticalidad del poder desbloquear el futuro.
Con estas breves reflexiones, ha tratado de enmarcar el debate modernidad-posmodernidad en nuestro continente. Ello implica que para tratar cada uno de los aspectos contenidos y enumerados en el texto, es necesario dedicarle profundidad. Por el momento, baste con su referencia y problematización de manera breve.



[1] Lechner, Norbert. Los patios interiores de la democracia. México, FCE, 1995

27 octubre, 2006

Tentacuenpecata

Leontinas de cuecillum

“Culpable”, señalado por el dedo de Dios, herido de muerte genealógicamente, desgarrado en el alma y atrapado en esta carne que nunca será más suya de lo que hoy es. Nació culpable, ¡¿pero es inocente por vivir?! Sólo la vida purgará lo que la muerte germinal condenó.
Hay momentos en que mi carne me desconoce, hay momentos en que la desconozco y como autómata siento plegarme a capas de polietileno, absurdas pantomimas y pliegues de carne que desconocen mis deseos, pero me sumerjo a los labios del abismo, a lo inhabitable y contorsiono mi cuerpo queriendo penetrar lo inefable, lo hermético, lo sagrado. Creyendo que en el semen está el religar de lo trascendental. Me sumerjo en la íntima grieta abierta al atemporal olvido del yo, sólo para ser expulsado una y mil veces. Y después, sólo, el vacío, solo en el alma con el cuerpo mezclado en sudor y ella a mi lado. Ella que me murmura al oído lo que no quiero escuchar. Impertinencias, pertinencias que ya no son más del mundo, este mi mundo. Su aliento, su sudor, su grieta-oráculo son los ojos de la medusa, los buitres prometeicos que me devoran, que me dan nausea y vértigo.
Es cuando me levanto y quiero escapar del lugar del crimen, de la aberración, de la blasfemia. Pero una voz me detiene: -qué hora es- Es la hora de tu muerte, es la hora de quitarte el pivote muñequita de plástico, pienso mientras una mano surgida de entre las sombras toca mi hombro y me hace girar la cara, sólo para ver unos ojos impacientes de amor. Oh sorpresa, no son los ojos de una perra, de una gata, son los ojos de la muere, son los ojos de la perdición, del abismo que me desafía y me increpa a caer. Son los ojos del reproche de la culpabilidad con la que nací. De pronto me invaden las enormes apetencias de hundirme nuevamente en sus labios, en su intimidad hasta perderme, hasta rasgar lo que queda de hombre, de prorrumpir furtivamente en lo sagrado, de lo que fui separado. Pero me invade la angustia de ser expulsado, de ser arrojado y vomitado por las entrañas del receptáculo del paraíso. Pero qué importa, qué más da, una y mil veces lo haré, me asomaré por esa ranura para picarles los ojos a los dioses. Entro furiosamente a la abertura, bruscamente, como la última y primera ocasión, sin más rezos ante lo sagrado, sólo, sólo un prorrumpido suspiro, tan largo y profundo que temo que el alma se salga para quedarse en lo sagrado. A cada acarreo de mi cuerpo los trozos de mi cuerpo se desbaratan y se amasan con el sudor, mi alma se condensa a punto de explotar y ser arrojada. El fuego sagrado invade mi ser, mi espalda, mi próstata y el rostro se contrae a su forma primigenia. A lo lejos y a lo cerca se ve el túnel, la puerta, la abertura por la que fui arrojado a morir y condenado por mis pecados. Cada espasmo, cada contracción se hace eterno e instantáneo. Pero ya está, ahí está, ya viene, el principio del fin, el fin del principio. Soy yo y lo sagrado, lo eterno, la inocencia, el cuerpo virgen y purificado, la inocencia del juego, soy yo con mi yo, con mi auténtico ser, es mi alma y mi cuerpo, sin ninguna atadura, sin ninguna separación. ¡Siiiiiiiií, eso es! “¿Me amas?”, una voz impertinente y vulgar, una voz salida del mismo infierno y como demonio susurra a mi oído “¿me amas?”. O Dios, ¿o demonio?, el camino se veda, las sendas se cierran, la abertura a lo sagrado sólo se vuelve carne y tus formas se condensan para convertirse sólo en el rostro de ella. Y como lucifer me proyecto al abismo que es esté siempre, sólo para darme cuenta que estoy solo, que esto es sólo carne, que es sólo sexo. Sólo para despreciar una vez más mi cuerpo. Sólo para hundirme una vez más a la condena del pecado con el que nací, con el castigo de buscar la redención de lo que perdí antes de nacer, con la cruz de purificar la existencia en esta vida. Ahora sé que sólo es sexo, que las sendas se cierran porque nunca se abrieron a lo hermético, a lo sublime, a lo sagrado, lo que se abrió fue sólo carne. Y debo salir huyendo de la zona del crimen, del pecado, de la blasfemia, debo salir para cumplir mi condena, debo salir de esa grieta que me condenó al pecado.
“OH señor, estarás en la punta de mi lanza, OH señor, seré sólo pecado y alma. OH señor, confieso que sólo he sido un pedazo de mi carne, una extensión de mi pene”

19 octubre, 2006

CONEFI

Después de la formalidad de un evento de esta magnitud, las corbatas se aflojan o quitan del cuello porque asfixian de tanto usarlas, las camisas se tornan arrugadas, los pantalones ya son bermudas y los ojos ya no ven otra cosa que las formas primeras de la naturaleza. Es por eso que presentamos imágenes del Coloquio de la CONEFI y de Xalapa, sede de este evento.












02 septiembre, 2006

Licenciatura en Filosofía

El 18 de agosto dieron por inaugurado el ciclo escolar, que corresponde a agosto-diciembre de este año, de la licenciatura en Filosofía. Un plática del rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, una ponencia de la directora de la facultad de Filosofía y Letras; presentación de la revista "Majaramonda" por catedráticos de la Universidad de Colima, y editada por la BUAP, UAT, Universidad de Colima y CMPF; otra presentación pero de la revista "La Lámpara de Diógenes" por parte de catedráticos de la BUAP; y por último, la participación del presidente de la "Fundación Hombre y Mundo", quien en estos años ha dado apoyo a la Filosofía joven de México.




01 septiembre, 2006

El antro del saber

Vemos la apertura de clases de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Tlaxcala que tuvo la participación del rector, de la directora de la facultad, del coordinador y maestros invitados de universidades de Puebla, Colima y de la misma universidad, contando de igual manera con la presencia del presidente de la Fundación Hombre y Mundo. Evento que además sirvió para presentar la revista Majaramonda y Lámpara de Diógenes, dos revistas de Filosofía y otros temas como Filosofía.

Los alumnos que integran el nuevo cuerpo de primer semestre de Filosofía, está integrado por mujeres y hombres, no se sabe la cantidad exacta pero está determinado por las leyes del tiempo y la relatividad, o sea que depende de ellos que el grupo se mantenga como está de inicio.

En las conferencias se acusó a la Filosofía de no salir de su esfera para poder llegar a la raza común y corriente que anda en las calles sin programar en su pensamiento pregunta alguna, pero no daban una solución precisa para aterrizar esta idea. La única idea posible era usar un lenguaje menos técnico, para hacer posible esto. El asunto es que cuando se usa este tipo de lenguajes, la contaminación científica de la que es víctima la Filosofía actual, es motivo de espanto, denigración y hasta se relega, causando que desaparezca esta conexión entre Filosofía y Humanidad.

Es difícil comprender este tipo de sueños porque la misma "Filosofía actual" no los quiere, a pesar de ello sueña. Y es que no se comprende como quieren sanar la ruptura Filosofía-Humanidad si no se tiene claro lo que es la humanidad, porque ésta no es memoria y discurso, no es conocimiento y discurso, no es saber y discurso, más bien es vida, conocimiento, reflexión, opinión y discurso, pero de la realidad y de las realidades que el humano es capaz de captar.

La famosa objetividad de la Filosofía que es una mera copia de la objetividad de la ciencia, se olvida de lo justo y atiende otros temas que no competen al humano. Y la objetividad de la Filosofía hasta hace tiempo era la justicia, la universalidad.

11 agosto, 2006

Maya Goded

De la colección "Prostitutas", de Maya Goded


Cultura y Psicoanálisis

Por León Morales Huerta


“¡Sí Señor, lo confieso: soy culpable y he sido culpable:
he sido culpable desde que me nacieron a este
mundo, y soy culpable por los labios mismos de mi
madre; pero he sido inocente por vivir y, por sobre todas
las cosas, por desconocer tu palabra:
júzgame entonces Señor!”

( “Pecata” de Carlos Noel)



Mucho se ha reflexionado en la actualidad sobre el hombre, y por ende, sobre su cultura, es más, se puede decir que la filosofía del siglo pasado y de nuestro siglo es filosofía de la cultura; y no es de gratis la reflexión. El siglo que nos abandonó cumplió con creces muchos de nuestros más preciados sueños a partir de su ciencia, por ejemplo: visitamos la luna y las entrañas del mar, desafiamos por unos años más a la muerte y la disfunción sexual mediante los medicamentos, el mundo se hace conocible y pequeño en todos su rincones mediante los medios de comunicación, etc. Sin embargo, en la misma medida en que nuestros sueños se hacen y se han hecho posibles, nuestras pesadillas se hacen reales, guerras mundiales, resistencias sociales, invasiones imperialistas, desequilibrios ambientales, etc. Todo esto nos hace vigente hoy más que nunca las preguntas históricas de la humanidad, las preguntas esenciales del hombre: ¿Qué es el hombre? ¿quién soy yo? ¿hacia donde voy?, preguntas que sólo pueden ser comprendidas dentro del marco cultura. Preguntas que interrogan por la maldad en el hombre, el mundo, sobre las tragedias que son ya cotidianas.
Es el motivo por el que hoy más que nunca son vigentes las disciplinas que se interrogan por estas preguntas, hoy es vigente la filosofía de la cultura, el psicoanálisis etc., disciplinas que nos pueden dar luz sobre esta problemática.
El siguiente trabajo es un intento de comprender un poco la conformación de la cultura y el por qué de lo siniestro que se da en el hombre y en sus creaciones. Esto lo intentaremos hacer a partir de algunos elementos importantes en la propuesta freudiana.
Las historias de las culturas del hombre están escritas, desgraciadamente, no sólo con tinta, sino con sangre y fuego. Los albores mismos del concepto de cultura se encuentran estigmatizados por etnocentrismos y barbarie; aún ahora, en nuestro tiempo, grandes sectores de la cultura latinoamericana se encuentran marcados indeleblemente por un sentimiento de inferioridad ante la cultura prototipo[1], la occidental o, más aún, gran parte de las culturas llamadas peyorativamente de tercer mundo se encuentran enmarcadas en una constante residencia para resguardar y mantener su acervo cultural. Empero, lo más dramático y pavoroso de la cultura no se encuentra tanto en localizar un concepto amplio de cultura que sea abarcador y que incluya toda manifestación cultural como tal sin exclusiones ni discriminaciones, sino más bien en el hecho acuciante que ha caracterizado gran parte de la filosofía de finales del siglo XIX y todo el siglo que nos acaba de abandonar; el hecho es el siguiente: toda manifestación objetiva de la cultura se vuelve contra su creador[2] sofocándolo, masificándolo y poniendo en riesgo su subsistencia. Por una lado, la ciencia, orgullo de la modernidad, en su abundancia creó y ha creado un sinfín de objetos con la finalidad de hacer más cómoda, fácil, feliz y abundante la vida del sujeto, empero, también ha creado un sinfín de artículos que lo mutilan, lo desplazan y lo matan.[3] Por su parte, las religiones garantes de la “felicidad” del hombre se mantienen en un anacronismo que suprime y castiga las verdaderas necesidades del hombre, y cómo olvidar las instituciones políticas que tienen como cuestión teleológica el bien común y la felicidad entre los individuos, en polvo y arena, en utopía ha convertido toda propuesta y proyecto que han intentado, no es de sorprenderse la existencia de politólogos posmodernos que declaren cínicamente la superación de las necesidades sociales a toda propuesta política. Pareciera que el único camino que nos queda es mandar todo “a la chingada” y sumergirnos en un mundo de enervantes.
En fin, todas las formas objetivas de la cultura adquieren una lógica propia, un dinamismo per se ajeno a nuestras necesidades vitales y elementales, Simmel, Spengler y el tercer Gasset nos lo han mostrado. No obstante, sus propuestas en algunos puntos nos hacen sospechar que los objetos culturales tienen voluntad por sí misma, una voluntad malévola que no nos quiere y que está empeñada en destruirnos con sus ‘bombas atómicas’, con sus herbicidas, con su clembuterol. Pero esto no es algo nuevo, algunos pensadores románticos sospechaban que el hombre nacía bueno, sin embargo, la sociedad, la cultura, lo hacía malo.
Viendo así las cosas, sería conveniente ser un anacoreta como Rama, como el Zaratustra de Nietzsche o como Buda; sin embargo, recordemos cómo Rabana buscó en su soledad anacoreta a Rama para raptar a su esposa Sita; de igual forma recordemos que Zaratustra, en la penúltima parte de la obra, lucha contra un enano que carga en sus espaldas, y qué decir de Buda en su etapa de iluminación mientras estaba sentado bajo una higuera de agua decidido a alcanzar el nirvana. Mara, señor de la ilusión, lo ataca, por lo que se colige que a pesar de que nos alejemos de la cultura su maldad nos seguirá.
Sin embargo, creo que no es lo correcto lo que hemos deducido, en primera porque si bien es verdad los objetos culturales poseen una lógica propia y una realidad per se, no se deduce que el mal esté en la cultura, que estamos condenados a su despótico gobierno, esto es lo mismo que pensar en un hombre sin voluntad determinado a ser de tal forma únicamente. Pensar que el malestar del hombre se encuentra únicamente ubicado en el malestar de la cultura es una hipocresía, es olvidar toda la tradición moderna del sujeto; Heidegger y Villoro nos han enseñado muy bien lo pavoroso que puede ser el “sujeto”. El hombre posee una inteligencia distinta a la de los demás animales que cohabitan con él, esta inteligencia le permite tomar conciencia de su peculiaridad he irreductibilidad de los fenómenos naturales como mero ocurrir. Toma conciencia de su carácter ontológico y se interroga por el sentido mismo de ese carácter, pero además toma conciencia de lo óntico, toma conciencia de lo fenoménico como distinto a él y trata de traerlo ante sus ojos, ante su mano, ante su lengua, modificarlo y poder hacerlo accesible a su ser, sin embargo, como Sísifo, sus esfuerzos siempre terminan mostrando su incapacidad de superar sus reales necesidades, ya que sus creaciones, como la piedra de Sísifo, siempre se le vienen encima. Los objetos de la cultura son siempre creaciones del individuo, lo que encuentra en estos y lo que existen en ellos es una manifestación de su espíritu, ya que siempre la cultura objetiva será una plasmación del espíritu de los sujetos. Si existe algo malo y pavoroso en la cultura es por que no es otra cosa que la manifestación de nuestro espíritu; lo que acosa a los anacoretas Sidarta, Rama, Zaratustra, es su propia maldad, lo terrible y espantoso que existe en su espíritu. De nada nos sirve estar con nosotros mismos para escapar de la maldad, pues está dentro de nuestro ser, o utilizando los términos de Heidegger: la maldad es un existensiario ontológico de nuestro ser, jamás de la cultura.
Es el psicoanálisis quien nos enseña que la fuente del displacer se encuentra ubicada en el hombre mismo y no en la cultura, sin embargo, durante mucho tiempo el mismo Freud sostenía que la cultura era la culpable de que el hombre no alcanzara la satisfacción plena y la felicidad, y que la fuente de los conflictos estaba en las difíciles relaciones entre el individuo y la cultura, es posible que por tal motivo mucho se ha tendido ha creer que Freud sostenga que en la cultura está la fuente del displacer, tal es el caso de las lecturas culturalistas que se hacen del psicoanálisis, como la de H. Marcase. Pero bien, Freud inicia a mudar de ideas a partir del Porvenir de una ilusión (1927), hasta concluir en 1930 con El malestar en la cultura donde aventura la hipótesis de que el hombre se inflinge a sí mismo daño, que es en el hombre donde se encuentra la fuente de displacer. El hombre exige de la vida conseguir felicidad y lograr mantenerla, pero lamentablemente en contraposición a esto, también experimenta situaciones de sufrimiento que impiden su propósito. Para explicar este fenómeno, Freud introduce el concepto de pulsión de muerte como componente indispensable para entender dicha situación. Así, en la obra de 1930, Freud adjudica al hombre una inherente pulsión de odiar y aniquilar en la complejidad de su construcción.
Empero, ninguna manera la pulsión de muerte justifica o explica como trágicamente naturales las peores calamidades de la humanidad, como guerras mundiales y bombas atómicas, desde esta lógica toda propuesta social, política y cultural está condenada a la destrucción, a ser únicamente una utopía; empero, es absurdo pensar que Tánatos está solamente encaminado a la destrucción y separar de forma nihilista pasiva y que Eros, encaminado a unir, sea el que construye y cohesione la cultura; téngase en cuenta que Eros, comprendido como amor de pareja, amor sexual, tiende a separar, tiende a enemistarse con la cultura, en el amor de pareja los lazos sociales se desarticulan, el tercero sale sobrando, Eros quiere privacidad, es egoísta y piensa sólo en el objeto de su deseo; únicamente en su forma meta-inhibida es como Eros adquiere su capacidad de religación. Por su parte, Tánatos no es una fuerza ciega y devastadora en su sentido puro. Néstor A. Braunstein, en un texto muy brillante y realmente bello, titulado “Nada que sea más siniestro (unheimlich) que el hombre” nos hace un análisis muy fino sobre la función de la pulsión de muerte en Freud, según éste, lo que Freud nos está mostrando en su texto de 1930 es que Tánatos es creación: “… es así un saber que, a través de la violencia, provoca la aparición de un significante nuevo, sucedáneo del objeto del deseo”[4], la cultura como un constante devenir y resignificación está fundamentada en la destrucción que siempre construye un significante nuevo y así hasta una cadena metonímica. Pero cómo sucede esto, cómo es que el impulso de muerte es el motor real de la cultura.
Según Braunstein, la cultura surge dentro del seno familiar, en el parentesco; en la familia se inicia el proceso social, se nos otorga un nombre, un espacio de interacción, un ser reconocido, una identidad, empero, los privilegios no son libres ni gratuitos, están reglamentados, tienen una ley que los monitorea y controla, nos prohíbe ciertos comportamientos y conductas que puedan violentar el equilibrio de la sociedad en la que estamos insertos, la transgresión de la ley es penalizada mediante la cesión de los privilegios que nos otorga la sociedad en la que estamos insertos o, más aún, con la expulsión del grupo social. Pues bien, sabemos que con la ley surge la trasgresión de ésta misma. San Pablo nos ilustra muy bien en la Carta a los romanos: “yo no conocía el pecado hasta que conocí la ley”. No obstante no queda claro por qué el hombre tiende a transgredir la ley. Freud cree encontrar la clave de dicha violencia en la sexualidad. En Tótem y tabú (1913) declara que la ley tiene la función de ordenar las relaciones de los individuos y entre grupos a través de la prescripción del intercambio regulado de las mujeres. Empero, lo que nos está prohibiendo la ley es la exogamia, el disfrute de las mujeres de nuestra familia; según Freud, el niño siempre está deseando la mujer del padre, al no poder disfrutar de la madre, porque el padre se lo ha prohibido, desea matarlo para poseerla. Esto es lo maldito en la propuesta de Freud, el hecho de pensar que el infante está pensando en matar al padre para disfrutar de la madre, a dicha conducta Freud le denomina complejo edípico, al igual que Edipo que mata a la Layo para disfrutar de su madre Yocasta, la actitud del niño está inclinada a dicha acción. Recordemos también cómo la polis desconoce en la muerte a Edipo.
Ahora bien, según la propuesta de Freud, recordemos, parentesco y cultura son términos que se presuponen estar dentro de la familia, del grupo familiar, te garantiza una seguridad, una identidad y un nombre, a cambio, el padre instaura la ley de la prohibición del goce de la madre, así pues, Braunstein sostiene que “La identidad deriva de una renuncia, de una puesta en su lugar del Nombre del Padre como significante de la aceptación de la ley, de ese pacto primordial, que acepta la exogamia y ofrece la promesa del acceso al placer sexual como prima por la renuncia al objeto incestuoso. La Ley del Padre es el garante para pertenecer y permanecer dentro de cierto grupo social, es el fundamento del orden jurídico. La ley primigenia es también el garante de pertenecer a un hogar, pero también de arrojarnos de nuestro hogar, la ley es perversa, pues en cuanto aceptamos la Ley sólo desplazamos nuestro deseo a un significante aproximado a nuestro objeto de deseo, el deseo de la madre nunca desaparece, nunca se inhibe, Eros sin brida lo convoca y busca satisfacer su deseo, tener el objeto de su deseo, el hombre busca regresar a ese estado, a ese lugar donde la prohibición no existe, al vientre de la madre, sin embargo, regresar al vientre de la madre donde la ley del padre no impera es cometer parricidio, el individuo o niño se enfrenta a sentimientos ambivalentes; odia a su padre y lo quiere matar por prohibirle el disfrute de la madre, pero también respeta su virilidad, le teme, pero sobre todo lo admira y lo ama[5].
Ahora bien, Creemos que el Freud de Tótem y Tabú tubo razón al sostener que en la cultura era una fuente de displacer que impide al hombre alcanzar la satisfacción plena y su felicidad, esto lo podemos ver más claro con el mito de la horda primitiva.
La ley y la cultura van a la par, la ley permite establecer lazos sociales. El macho dominante permite que los hijos permanezcan en el seno de la familia, con la condición de no tocar a su hembra, les da su nombre, una identidad, un hogar, siempre y cuando acepte su ley; empero, según Freud “… las primeras mociones sexuales del individuo joven son, por regla general, de naturaleza incestuosa” [6] sus mociones sexuales lo conllevan al intento de transgredir la ley, sin embargo, la ley del padre le impide el disfrute del placer, por lo cual lo mata, para poseer a la madre, una vez que lo mate el sentimiento de culpa le impide consumar su deseo, pero además, busca resarcir su falta mediante la instauración de una ceremonia, de un culto al padre. Lo que provoca, por una parte, buscar sucedáneos del objeto de su deseo que le condujo a la falta, y por otra parte establece un culto al padre para resarcir su falta, eh aquí, hipotéticamente, el germen de la creación cultural, al constituir al padre muerto en tótem se establece un culto con una serie de usos modos y costumbres normativizadas que guardan una doble finalidad, por un lado mantener el culto al tótem íntegro y por otra parte evitar nuevamente la trasgresión que provocó la falta. Es posible que esta falta siniestra se haya suprimido en el inconsciente, se haya olvidado; pero no las normas que impiden volver a cometer la falta (de esto la famosa exogamia) y mucho menos el deseo de la madre. Así, una vez que se establece una serie de normas que regulan nuestra conducta social, el individuo ve reprimidas sus pulsiones sexuales primarias, el deseo de la madre, y las desplaza hacia sucedáneos significantes equivalentes que le impiden cometer la misma falta, empero, le imposibilitan alcanzar la satisfacción plena de sus deseos; la represión sexual es la madre de la cultura, las historias de la cultura, sus formas objetivas, son testigo de los flagelos de la represión. En cierta forma y por lo cual la cultura, tanto objetiva como subjetiva, está cimentada en la represión, es la represora en sí, con sus normas sociales y morales que testifican una falta genealógica e inhiben la posibilidad de que se vuelva a cometer la falta. La ley es testigo de la falta. La ley y la cultura van a la par.
Ahora bien, una vez establecida la ley del padre, como gestadora de la ley de la cultura, dicha ley impone tanto la renuncia del objeto de deseo como la búsqueda de ese deseo por otros caminos que le permitan hallar un objeto idéntico a la que la ley le interdijo. Busca en la “creación” de significantes distintos y siempre nuevos que buscan el cumplimiento del deseo, empero la creación significa destrucción, violencia sobre una materia prima para adecuarla al designio de una palabra. La creación es la manifestación de una voluntad de destrucción de lo preexistente con vistas a lo nuevo. Esta creación violenta no es otra que el impulso de muerte, es Tánatos, una creación violenta sobre lo instituido. Según esto, Eros (vida) y Tánatos (muerte), no como cuestiones biológicas, Eros es la norma, la ley prepotente que liga, y Tánatos es esa fuerza violenta que disuelve esas ligaduras y provoca la aparición de lo nunca antes visto. La conjugación de Eros y Tánatos es la cristalizadora de la cultura del hombre de su historia: “historia de los hombres y de sus luchas, historia de la sumisión de sus cuerpos a la opresión, de los gritos de libertad, de los gestos y gestas heroicas y de la renovación de las rotas amarras bajo nuevas formas: “y ahora, yo creo, ha dejado de resultarnos oscuro el sentido del desarrollo cultural. Tiene que enseñarnos la lucha entre Eros y muerte, pulsión de vida y pulsión de destrucción, tal como se consuma en la especie humana. Esta lucha es el contenido esencial de la vida en general, y por eso el desarrollo cultural puede caracterizarse sucintamente como la lucha por la vida de la especie humana”, sólo mediante la represión, mediante el malestar en la cultura es como puede existir ésta, se necesita la pulsión de destrucción para construir un significante nuevo que sustituya nuestro deseo sexual. La insatisfacción del deseo, efecto de la ley, es el motor de la cultura, pero, son los productos de esta insatisfacción los que posteriormente se encargarán de reprimir el deseo, ya no mediante la Ley del Padre, sino mediante la Ley de la cultura; es una cuestión dialéctica que se presupone recíprocamente, al igual que la pulsión de muerte y vida. La pulsión de muerte interiorizada y espiritualizada como una destrucción contractiva gesta cultura, una pulsión de muerte en su sentido más puro y violento es siniestro, es la muerte en su sentido biológico, de igual forma, Eros puro, sin ser meta-inhibido puede ocasionar nuestra perdición. Mas, en su forma sublimada, constituyen la fuente de la vida.
Pero aún existe un elemento más en la gestación de la cultura y es el sentimiento de culpa. Para Freud, el individuo es culpable en tanto esté preso de un afecto, el cual es una “variedad tópica de la angustia”[7]. Este afecto es llamado en principio “conciencia de culpa” y posteriormente “sentimiento de culpa”, el cual se activa gracias a un juicio que en un primer momento proviene de los progenitores y posteriormente de una instancia psíquica que funge como juez y ley. La conciencia de culpa, al parecer, no es más que una angustia frente a la pérdida de amor, la cual sorprende al individuo cuando éste violenta la ley del padre, empero, sólo se siente culpable quien es descubierto en el acto. Ahora bien, ¿qué es lo que activa esa modalidad de culpa? Recordemos que el padre le permite al hijo gozar de privilegios, pertenecer a su clan a cambio de renunciar al deseo de su madre, de renunciar a la satisfacción pulsional. De esta forma se le exige al hijo pagar con la renuncia a la madre para pertenecer a un grupo social, al clan del padre. Empero, como ya anteriormente se comentó, la inclinación al incesto es la primera moción del niño: desea a la madre y no le queda más camino que matar al padre, sustituir la Ley del padre mediante el impulso de muerte; una vez perpetrada la falta el hijo sucumbe ante el sentimiento de culpa, se siente culpable por haber traicionado al padre, con el que tenía sentimiento ambivalentes, poner en riesgo los lasos sociales del clan, pero además, perder o poner en riesgo el amor del padre. Es así como en este primer tiempo culpa, amor y pulsión se encuentran en estrecha relación. El segundo momento, y es el que nos importa, el efecto adquiere otra nominación: sentimiento de culpa, el cual a juicio de Freud es “el problema más importante del desarrollo cultural…, el precio del progreso cultural debe pagarse con el déficit, provocado por la elevación del sentimiento de culpa”[8]. Bien, pero cómo se da esto, cómo es que la sublimación del sentimiento de culpa se involucra en la gestación y generación de cultura. Veamos: lo que provoca en el sujeto cierto grado de displacer es aquello que resulta entre la tensión del yo y una instancia psíquica que hace las veces de autoridad: el ‘superyo’. Esto supone que el sentimiento de culpa es el resultado del sepultamiento de Edipo, que lo hace particular y lo relaciona con nuevos elementos.
Así pues, si en un primer momento la culpa es el resultado de un conflicto entre la satisfacción pulsión al y el amor del otro, del padre, y, en un segundo momento es el resultado de la tensión entre la satisfacción pulsional y el amor del superyo. Así, para que el yo establezca un equilibrio y la aceptación de la instancia superyoica debe, igualmente, renunciar y someterse a un pacto, exigencia que ya no proviene de un agente externo, del padre, sino de una figura psíquica. Sea pues, la exigencia del superyo de renunciar a las pulsiones, a la madre, para recibir a cambio el amor, el reconocimiento, o el perdón cuando se ha cometido la falta, ya no del padre sino de la estancia superyoica tiene como fundamento dos imperativos que adquieren el carácter de pacto. El primero le dicta al sujeto la sentencia: “Así como el padre debes ser” y el segundo dice: “Así como el padre no te es lícito ser, esto es, no puedes hacer todo lo que él hace, muchas cosas le están reservadas”.[9]
El prior dictado le exija al sujeto convertir al padre en un ideal, y en consecuencia tenerlo como modelo para la constitución del ser. Es un pacto en el cual el sujeto podrá ser como el padre, gozar de sus derechos, si renuncia a sus deseos de matarlo. Deseo que se encuentra inserto en el Complejo de Edipo cuando el padre hace de obstáculo para la satisfacción de los deseos incestuosos. Ese pacto implica entonces, un tener derecho a gozar de privilegios a cambio de una renuncia pulsional. Si el individuo no quiere ese costo, si en este punto se instituye en deudor y viador de tratados, vendrá a consecuencia la furia del superyo y de su derivado el sentimiento de culpa. Este sentimiento de culpa, asociado al incumplimiento de los ideales, será consiente, es decir, está acompañado de represión-palabra. Al respecto Freud afirma: “el sentimiento de culpa normal, consiente, no ofrece dificultades a la interpretación; descansa en la tensión entre el yo y el ideal del yo. Es la condena del yo por su instancia crítica. Quizás no diverja mucho del notorio sentimiento de inferioridad de los neuróticos”[10]
La segunda sentencia dicta: “así como el padre no te es licito ser, esto es, no puedes hacer todo lo que él hace, muchas cosas están reservadas”[11]. Y bien, ¿qué le están reservados al padre? La respuesta se orienta a la madre en tanto objeto del deseo del padre. Esta prohibición le dicta al individuo: serás como tu padre a cambio de que renuncies a tu madre. Relación comercial, de intercambio entre un acreedor que tiene el objeto del deseo y un sujeto que tiene que pagar el derecho de gozar como el padre a cambio de renunciar a la madre. Este es una ley que obliga a pasar del goce a la aceptación de la ley, de un tratado. El acreedor pide a cambio de los derechos que otorga, una renuncia, con la cual instaura un pacto con el otro, una ley que prohíbe pero que igual da derecho a gozar.
Ahora bien, ¿cuál es el destino de los deseos incestuosos a los cuales se renuncia? Al respecto Freud afirma que el complejo de Edipo, el cual pone en escena los deseos incestuosos, no se elimina, no se disuelve, sino que se sepulta. Y si tomamos esta palabra en su literalidad, podemos decir que de él quedan restos que permanecen guardados en el inconsciente. Cuando estos restos retornan emerge un sentimiento de culpa que pone de manifiesto su existencia; culpa que no tendrá representación palabra que le acompañe manifestándose en la clínica como "reacción terapéutica negativa". Al respecto Freud afirma: "No es fácil para el analista luchar contra el obstáculo del sentimiento inconsciente de culpa. De manera directa no se puede hacer nada; e indirectamente, nada más que poner poco a poco en descubierto sus fundamentos reprimidos inconscientes, con lo cual va mudándose en un sentimiento consciente de culpa. Un particular chance de influir sobre él se tiene cuando ese sentimiento de culpa es prestado, vale decir, el resultado de la identificación con otra persona que antaño fue objeto de una investidura erótica. Esa asunción del sentimiento de culpa es a menudo el único resto, difícil de reconocer, del vínculo amoroso resignado"[12]. Lo anterior indica que el sujeto estará siempre en deuda con el padre, porque nunca renunciará completamente a los deseos incestuosos que lo ligan al objeto prohibido. Habrá siempre en él un empuje a violar ese tratado fundamental y esto lo hará siempre culpable.
En cuanto el sentimiento de culpa se convierte en culpa el sujeto intenta aliviar su sentimiento de culpa, intenta resarcir su falta mediante la instauración del culto al padre, culto que consiste en preservar la ley del padre asesinado y que para la ventaja de la gestación de la cultura, mantiene los lazos fraternos del clan o grupo social; el hecho de instaurar un culto al padre y convertirlo en Tótem Freud lo exhibe muy bien el texto de 1913 y que la Doctora Rosario Herrera lo describe cómo la construcción “… de un mito moderno, transhistórico, que sin embargo actualiza el fundamento del linaje, la descendencia y el culto, de cuyo fundamento ético se despliega el campo estético a través de todas las artes: el templo (arquitectura), la música, la danza, la escultura, la pintura y la poesía ….”[13] y sí, efectivamente, no sólo es un mito que justifica la gestación de la cultura, sino además su dinamismo, pues en cuanto el Hijo mata al Padre, la conciencia de culpa institucionaliza la Ley del padre, formando parte del delta de la cultura, en su sentido Objetivo y subjetivo, esto, en cuanto la conciencia de culpa se convierte en sentimiento de culpa, la instancia del yo interioriza la Ley del Padre formando la estructura del superyo, es decir, la ley del otro se instaura en nuestra estructura psíquica, estructura que nos convoca al otro y al mundo, con toda una carga psíquica que nos determina a construir nuestra realidad, nuestra cultura de tal forma.
Según la lógica de Freud la Ley del Padre nos hace gestar una serie significantes para sustituir nuestro objeto de deseo, pero además, cuando se viola la Ley del padre, esta misma nos obliga a gestar una serie de acciones para resarcir la falta cometida ante el padre, y así hasta una cadena metonímica que puede llamarse cultura. Por otra parte, Gadamer dice que nosotros interpretamos y comprendemos nuestra realidad, nuestro mundo a partir de una serie de prejuicios: ¿no será posible que uno de estos prejuicios sea la instancia del superyo (el sentimiento de culpa) que nos conduce a interpretar y construir nuestra realidad de una forma peculiar?
Para acercarnos a concluir. Podemos decir que la cultura que no es la fuente del displacer en su totalidad, el Psicoanálisis de Freud nos enseña cómo en el hombre existe la fuente de este displacer, el hombre tiene una pulsión de muerte que lo conlleva a violentar, a destruir, a hacer daño, empero, también nos muestra como esta pulsión interiorizada y espiritualizada es vida creativa. Sin embargo, creemos que el Freud de Tótem y Tabú tenia razón al declarar que la fuente del displacer era la cultura, pues esta según lo que quisimos demostrar es testigo de una represión, es el instrumento de liberación a la represión, pero además es un instrumento de represión, pues no sólo la instancia del superyo nos obliga a renunciar a nuestro deseo, sino también las formas objetivas de la cultura que son una manifestación y plasmación de la estructura psicológica del sujeto, son la manifestación del espíritu subjetivo que se encuentra vigilado por la instancia superyoica. Está la represión de individuo desde el momento en que nace y se desarrolla dentro de una familia hasta su existencia social conciente, que es la represión ontogenética, pero también está la represión de la civilización, desde la horda original hasta el estado civilizado totalmente construido, que sería la represión filogenético; ambas represiones se presuponen recíprocamente en una dialéctica que gesta la cultura.
Por otra parte, así como el Psicoanálisis nos muestra la importancia de la pulsión de muerte para la cultura, también nos muestra la importancia de la culpa como un elemento nodal de la cultura, no sólo en su gestación, sino también en su constante devenir y construcción. El psicoanálisis puede ayudar a la filosofía de la cultura a recuperar el concepto de culpa, concepto vituperado y estigmatizado por los filósofos que nada quieren con la teleología cristiana, empero que el psicoanálisis nos lo muestra desde otra arista.
_______________________________________
Bibliografía
Braunstein, Néstor, “Nada más siniestro que el hombre”, en A medio siglo del Malestar en la Cultura, Siglo XXI, México, 1981

Georg Simmel, “El concepto y la tragedia de la cultura” en Sobre la aventura. Ensayos filosóficos. Trad. De Salvador Mas, Barcelona: Península, 1988.

Herrera Rosario, “El bienestar en la cultura”, Ponencia editada en el CD. Del XIV Congreso Interamericano de Filosofía, Puebla, 1999, Revista Confluencia de ANUIES (México), no. 8 (diciembre 2002)

Samuel Ramos, El perfil psicológico del hombre y la cultura en México, Ed: FCE., México, 2002.

Sigmund Freud, “Tótem y Tabú”(1913), en obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1976, caps. I-IV.

______________, “El Malestar en la Cultura”(1930), Obras completas; Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu editores, 1976.

______________, “El Yo y el Ello”, Obras completas, Tomo XIX, Buenos Aires: Amorrortu editores, 1979

[1] Cfr. Samuel Ramos, El perfil psicológico del hombre y la cultura en México, Ed: FCE. México, 2002.
[2] Cfr. Simmel, G., “El concepto y la tragedia de la cultura” en Sobre la aventura. Ensayos filosóficos. Trad. De Salvador Mas, Barcelona: Península, 1988.
[3] Hablamos del hombre prótesis que sustituye muchas de sus funciones por la comodidad de la tecnología trasformándolo en un tipo perezoso, apático y glotón; por otra parte, también hablamos del hombre dispensable, sustituible por una máquina que hace que su mano de obra no sea necesaria, y por último y lo más drástico, el hombre amenazado por la era nuclear.
[4] Braunstein, Néstor, “Nada más siniestro que el hombre”, en A medio siglo del Malestar en la Cultura, Siglo XXI, México, 1981, p. 221.
[5] Cfr. El caso de Arpád y Hans con el que Freud nos ilustra (Freud., S, “Tótem y Tabú“, Obras completas, Buenos Aires: Amorrortu editores, 1979, Caps. IV)
[6] Ibid.,Tótem y tabú, p. 126.
[7] Freud, Sigmund, “El Malestar en la Cultura”, Obras completas; Tomo XXI. Buenos Aires: Amorrortu editores, 1979, P. 131
[8] Ibid., .p 130
[9] Freud. Sigmund, “El Yo y el Ello”, Obras completas, Tomo XIX, Buenos Aires: Amorrortu editores, 1979, p. 36
[10] Ibid., p. 51
[11] Ibid., p. 36
[12] Ibid., p. 51.
[13] Herrera Rosario, “El bienestar en la cultura”, Ponencia editada en el CD. Del XIV Congreso Interamericano de Filosofía, Puebla, 1999, Revista Confluencia de ANUIES (México), no. 8 (diciembre 2002). P16.

24 julio, 2006

Niña Rosa

A Karely
(por tus dulces mentiras que ahora extraño.)


Doy un paso dentro de una calle solitaria, me veo reflejado como sombra, frágil, el viento que acompaña tu recuerdo podría tirarme en la alcantarilla, bajo la sombra donde dios no pudo poner sus divinas manos hechas mierda.Camino solo con el riesgo de morir taciturno en cualquier rincón del mundo. Avanzo, busco mi casa, no está donde la dejé, camino muchos kilómetros, ya ha pasado el día, la noche, se ha ido la luna a ocultarse a cualquier espacio negro de mi conciencia. Al fin descubro un lugar donde hay ratas, se que ahí es mi casa, meto la llave, entro, ahí me esperan rostros muertos, algunos otros cansados por cargar tanta eternidad.
Entro al cuarto que parece ser mío. Lo reconozco, es una habitación oscura donde las putas del mundo guardan sus pedazos de carbón quemados en los corazones solitarios de hombres como yo; dentro del cuarto me recibe una gran colección de mariposas mutantes, son en realidad cuerpos de mujer con alas quemándose que mantienen encendida la mecha de mis desquicios. Hay, a un lado, una mesa negra, arriba, en el techo, colgando de cabeza una cama, en el piso esta otra, la del techo es en la que duermo, la del piso sirve sólo para que tu recuerdo estúpido de niña rosa duerma con las piernas abiertas, tal vez mientras agonizo mi miembro que desgarrado escurre su sangre, te penetre, te parta en dos para que nunca pruebes las mieles de la redención.
Mi cama la sostiene una araña que de vez en cuando chupa mi sangre. La mesa normal sostiene las letras que a veces se queman taciturnas sobre tu sexo. Estoy sentado en el techo, de cabeza, cerca de mi cama, recuerdo lo qué hice, lo escribo.
Me desprendo, viajo al suelo, comienzo a volar, la habitación es azulosa, doy muchas vueltas alrededor, entre una cama y otra, me detengo, estoy desnudo, boca abajo, dejo caer al piso la eternidad que atraviesa tu vientre de niña estúpida.
Por Abismo

26 junio, 2006

Libélula

Escrito por: Jorge Esteban L. García
Foto: Elignaro


Algo me dice que el corazón se rompe cuando lo queremos ver de cerca, porque ya no se advierte la sangre como forma de vida sino como objeto de estudio; pero ha la ciencia que nos ha dado tantas explicaciones. Pero ha la pasión que nos ha dado más, como todos los otros seres del planeta, que están allí simplemente para cumplir su función en un mundo que nosotros (seres que tenemos la función principal de amar y estar concientes), hemos hecho pedazos.

Foto: Elignaro
Después de muchas tardes en que no sé nada de las libélulas, una cae "felizmente" muerta en una de las ventanas donde trabajo. Tiene muchos colores y detesto agarrarla, me da miedo tomar a los insectos, no sé por qué. Las ventanas se quedan abiertas algunas noches y permiten la entrada de muchos seres, dicen que fantasmas, animales extraños, bestias desconocidas, y otros, por eso mi temor.
Habrá que enseñar a la mosca a salir de la botella, con ella no hay problema, de seguro hasta me las he comido. Porque la sopa sin mosca no es sopa. Sobre todo de fideo, a veces cae en la de letras, pero por lo regular es en aquella. En la de codo también cae seguido, las moscas saben en que lugar aterrizar.
Lejos del temor, haciendo caso de mi admiración, observé con detenimiento sus alas y son como muchas telarañas demasiado bien organizadas, me sorprende ver esa malla color negro. Tienen la forma de esas medias que usan las putas para cachondear al toro. Cómo es la naturaleza. En el mar hay cada cosa, tan extraña, sin medias. Y pensar que en una biblioteca encontraría algo más traumante.
Los ojos gigantes aún se notan felices. No sabía que los insectos murieran en ese estado anímico. De seguro se debe a que no se preguntan por la felicidad.
Después de haber causado mucho revuelo entre mis sobrinas, lo han tomado como un juguete, al que llevarán a la escuela para presumirlo (es más interesante que una barbie), seguro. Sabían de hormigas, moscas, abejas, arañas, "vobiras", etc., a su edad cada ser nuevo es magia, como el unicornio que siempre les he prometido encontraré. Sí existen los unicornios, los he visto. Bertrand Russell se atrevió a ver uno, y no estaba borracho.
Libélula con ojos gigantes, siguen felices a pesar de su muerte, tenía que hacerlo algún día, pero lo más bello es que al fallecer sus alas quedaron abiertas y completamente expuestas, luciendo toda su belleza e ingeniería. Los colores no se han ido, es más, cada vez lucen mejor; e insisto en ello porque me sorprende cuanto desvaloramos la naturaleza.

Foto: Elignaro

Cómo la pintaría el maestro Toledo, cómo lo pintaría esa dama de ojos negros o la de ojos claros, o la rosa desconocida del otro día, o la mano que perdió al cuerpo.
Ya se siente demasiado vista, necesita descansar en su misma naturaleza, cada que la muevo pierde una pequeñísima parte de su cuerpo. Nuestras uñas también se pierden, son células de tiempo. Uno que otro peñejo y algunos dientes; el pelo y la fuerza; después no sé. Macondo no se pudo hacer realidad, a pesar de que existe en el tiempo.
Murió dentro de una biblioteca, como muchos insectos más, como muchos roedores, como muchas aves, como muchas letras, necesita estar allí, donde nació: cerca de la naturaleza. Nunca debajo de montones de tierra, nunca en el fuego. Jamás encerrada en las páginas de una enciclopedia.


Foto: Elignaro

06 junio, 2006

Barba partida a la mitad

Alma de loca/Desconocido cyber espacio
Los siguientes poemas fueron escritos por una extraña norteña, conocida en el mundo underground de la poesía como Buba (su verdadero nombre es Norma Alarcón). Se han seleccionado estos dos poemas a causa de la anecdótica carrera de esta ninfa, a quien los bares de Chihuhua inspiran con sus imágenes paradójicas. Los dibujos presentados son robados de algún lugar de la Internet, espero el autor nos disculpe por la falta de referencias. El asunto es que se relacionan con la poesía de la Buba.

Divina mujer de agua negra
Eres barata
5.50 y psss ya me hablaste
y te me vienes toda
místico tinte
azúcar dinamita
Celia Cruz no sabia de que hablaba
¡Oh mi robusta mujer de 600 mililitros
de vestidos rojos cortos
boca abierta
privada
la taparrosca te encierra
no deja que se vaya la prioridad de tu esencia
¡oh dulce sodio de mis días
que sean eternas las burbujas en mi boca




El pecado sin morder/Desconocido lugar del cyber espacio

Pretexto
aquí estamos
amigo
con el pretexto de embriagarnos
de acompañarnos la soledad un poco
le hace falta magia a la vida decimos silenciosos
cada vez que nos pasamos el cigarro
una prostituta está en el fondo del vaso
en el fondo de la cantina
se convierte en el pretexto perfecto para hablar de la jodidés
nunca de la nuestra
casi puedo oír como te cruje la existencia en los huesos
no te duele pero creo te lastima
quisiera darte un abrazo decirte que siento el invierno
pero entiendo se trata de pasar un buen rato
la buena vibra dices
ya casi huele a muerto
no hay problema amigo
yo pago la siguiente
para cobijarnos del pretexto juntos

28 febrero, 2006

Mujeres

Sueño de Patricia/Elignaro, 2005



Mujer en el suelo/Elignaro, 2005



Mujer y ombligo/Elignaro, 2005

10 febrero, 2006

Un ángulo de la Filosofía Analítica

Por: Lic. Óscar Guillot Luna
Universidad Autónoma de Tlaxcala

oskaryyy@hotmail.com mayo-17-2003

Es interesante repasar el proyecto unívoco del análisis filosófico del lenguaje, ya que a diferencia de los presupuestos hermenéuticos, los cuales apoyan las comprensiones plurales ya sean lingüísticas, gesticulares o por actitudes; la primera se rige por la pretensión de un esclarecimiento del lenguaje ordinario y de una institucion discursiva universal en un sentido empírico.



La propuesta de la filosofía analítica radica en atender los problemas filosóficos, epistemológicos, cosmológicos, éticos, científicos, etc., considerados como confusiones conceptuales, a través de un perfeccionamiento en el lenguaje. El mal uso del lenguaje común produce imprecisiones en los enunciados aplicados a la ciencia, al arte, a la religión, a la metafísica y a otras disciplinas.

La actividad dilucidatoria de los enunciados, característica fundamental de todo el movimiento analítico, comienza con las tareas de fundamentación lógica de la matemática, emprendidas por Russell y Whitehead con la publicación, sobre todo, de Principía Mathematica (1910-1913), obra que, siguiendo los estudios iniciales de G Frege, funda el lenguaje riguroso de la lógica que permite evitar las ambigüedades y confusiones del uso del lenguaje ordinario, a esta obra se añade la de Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus (1921), dedicada también a la estructura lógica del lenguaje y centrada en la cuestión de lo que "se puede decir"; Russell y Wittgenstein comparten una misma perspectiva lingüística de la realidad, la del atomismo lógico, según el cual mundo y lenguaje muestran una misma estructura común o "figura lógica".

Por su parte Richard Rorty propone una integración de los diversos métodos filosóficos para lograr un movimiento homogéneo de investigación analítica. La tarea es difícil y complicada debido a la falta de uniformidad en sus tesis fundamentales. Estas son, precisamente, las limitantes de la corriente filosófica, objeto de este artículo, orientado a la exploración de la Filosofía Analítica.

Por otra parte, los diferentes títulos, Filosofía del Análisis, Análisis filosófico o El Análisis o La Analítica no persiguen distintos objetivos y sólo aumentan el desorden en el intento elucidatorio, pero, según Rorty la preferencia es por Filosofía Analítica. Y agrega este autor, que toda reflexión es analítica, pero con la salvedad de respetar la autonomía, es decir, el objeto de su estudio: caracterizar un movimiento filosófico propio, nacido en el siglo XX y orientado al análisis lingüístico.1 Un elemento fundamental en la filosofía analítica es el análisis; que contrariamente a lo que pudiera pensarse no es universal, sino practicado de diferentes maneras por los filósofos analíticos.

El método analítico evolucionó principalmente como medio para tratar clases, números, proposiciones y así sucesivamente, destinado a evitar tanto la confusión como la oscuridad del conceptualismo en un submundo espectral de un realismo más que platónico.2

Finalmente, la reflexión obligada es, -ya establecido el presupuesto filosófico lingüístico- sistematizar métodos para determinar cuestiones no resueltas, problemas contemporáneos irresolubles, incluso mal planteados y afirmar el sentido del conocimiento, tal como sostiene Rorty, no se trata de descubrir la panacea, ni de escribir con un perfil excesivamente definido, sino de cumplir con la misión de las especialidades humanísticas y participar con una conversación, en un lenguaje renovado.


1 Cfr. RORTY, Richard. The linguistic Turn: essays in Philosophical Metod. Chicago Press. 1992REGRESAR
2 J.O. URMSON, El Análisis Filosófico. Caracas 1977 p. 13
REGRESAR e-mail

12 enero, 2006

SIMPATÉTICA HISTORIA NAVIDEÑA




Paz y amor y buenos deseos se venden en televisión con mujeres buenotas y tipos vestidos de pingüino retacados de lujos.


Sucede que el día en que nacío Jesús, el canal de la "Estrella de Belén" necesitaba de un niño que conmoviese a los televidentes (y no es que Jesús tuviese un defecto o un atributo especial, lo que pasa es que sus padres eran miserables, tanto que nació en el IMSS en un pasillo retacado de gente, enmedio de bueyes y burros. Éste fue el tiro de gracia para la institución pública, ya que poco tiempo después se privatizó y ya no nacieron niños en los pasillos debido a que simple y sencillamente tenían paso los que pagaban con dinares (dólares)).


Pues bueno, el canal de la "Estrella de Belén" le dió el nombre del "divino", ya que con su nacimiento había disparado el rating del Teletonto y también había acabado con una institución totalmente anacrónica y deficiente. Después de esto, con el patrocinio de Coca - Cola, su familia tuvo una casa "FEO", con la única condición de que la imagen y comercialización de toda la vida de Jesús pudiera ser explotada sin consideración alguna o, en su defecto, retribución para él mismo. Fue entonces como vivío Jesús y su familia en un mugroso pesebre.


En ese acontecimiento llegaron Melchor, Gaspar y Baasaltar. Los tres eran bien cuates, se habían conocido desde la primaria, fueron porros del CCH y por medio de favores fueron escalando hasta que Gaspar se hizo rico de la noche a la mañana e instaló su empresa constructora, hacía contratos exclusivos con el gobierno de Belén. Baasaltar, como bien dice su nombre, se dedicó a la peligrosa vida de la extorsión y de vez en cuando impartía lecciones de comportamiento a alguno que otro vecinillo de cuarta que se oponía a sus propósitos. Y mientras tanto Melchor se convirtío en el rey de los ambulantes con la ayuda de sus dos compadres.


El canal de las Estrellas de Belén transmitío cómo Baasaltar y Gaspar le dieron los regalos al niño Jesús. El objetivo final era el de promover su candidatura, uno para diputado y el otro para senador. Melchor no quizo salir en la foto, decía que los medios le daban una mala imagen.


Fue en el día de nacimiento de Jesús cuando Melchor conocío a José y lo jaló para su gremio.


José antes de conocer a Melchor, era carpintero sin trabajo estable, pero con su adhesión al gremio puso un comercio de bienes espirituales importados en un local flexible y libre de impuestos, en otras palabras, tenía un puesto ambulante de vírgenes y santos hechos en China; su ilusión era la de sacarse un día el Progol o por lo menos que le llegara un día la microayuda del microgobierno, para que su microempresa creciera y que compensara de una buena vez las macrochingas que se ponía con su familia. La madre de Jesús también trabajaba en el puesto ambulante de santos y vírgenes, su nombre era María y vendía hotdogs, y digo que vendía ya que un día se armó una broncota; sucede que un día llegaron los SRG (Soldados Romanos Granaderos, cuyas siglas también se podrían leer como: Son Re Gandallas) y quitaron a todos los mugrosos ambulantes de las calles del Centro Histérico. El dueño de Belén, Slim Herodes, compró todos los edificios y templos de la manzana, y en su lugar se instalaron cinco plazas comerciales con 88 salas de cine, restaurantes y todo lo demás que los habitantes de Belén deseaban según los estudios de mercado; sin embargo y a pesar del desprecio a los ambulantes, Slim Herodes necesitaba mano de obra y se las ofreció a los ambulantes. Con la compra del Centro Histérico se convirtio en enemigo de los Reyes Magos, pues Gaspar y Baasaltar ya estaban contendiendo para Secretario y Gobernador de Belén y eso afectaba los votos que les podía dar su aliado Melchor. En otras palabras, la dignidad del gremio no es que tenga precio, sino que ya se había vendido desde hace mucho tiempo. Fue entonces como se desató una campaña de persecución y desprestigio por parte de Slim Herodes, provocando la campaña "Salvemos a nuestro Centro Inocente" en su canal de las estrella de Belén, -era dueño de todo y mostraba una ciudad hermosa, bella. "No más tráfico, extorsión, manipulación y demás". Total, obtuvo la complacencia de la sociedad y la justificación adecuada para mandar a madrear a los ambulantes que se la tenían bien merecida.
Los Reyes Magos recibieron a los Soldados Romanos Granaderos con bombas molotov, palos, piedras, etc. De ambos lados murieron muchas personas, tanto granaderos como ambulantes. (Con el tiempo se hizo una película sobre ese día y se llamó "Santos inocentes.") Después de la soberana tranquiza, tanto los Reyes Magos como Slim Herodes realizaron negociaciones. Los Reyes Magos llegarían al gobierno de Belén a cambio de que el Centro histérico fuese desalojada de ambulantes. En su lugar los ambulantes tendrían que ocupar los locales de las plazas comerciales, propiedades de Slim Herodes. Slim Herodes consolidó su poder, Gaspar y Baasaltar fueron gobernadores de Belén, Melchor se convirtio en Secretario de Finanzas del gobierno de Belén, el canal de las estrella de Belén seguía haciendo Teletontos y demás pendejadas. Mientras tanto, Jesús y María ahora ya tenían un local cuya renta pagaban a huevo, con un chingo de deudas y, además, trabajaban todo el día como todos los comerciantes establecidos.


En tanto, Jesús, cuando creció, huyó de Belén hostigado por la explotación de su imagen y persona. Se integró desde muy chico en un teatro ambulante y recorrió el imperio romano. Con el tiempo entró en el glamoroso mundo del cine, su primera película como actor secundario fue "El río Jordán", protagonizada por Juan Bautista. Le siguío escalando hasta alcanzar un papel protágonico con el director San Lucas en "Las bodas de mi carnal". Con el tiempo fue mejorando la calidad de su películas hasta convertirse en todo un ídolo con la saga de 12 películas denominadas como "Pasión y muerte". Fue entonces tan famoso que cada habitante del imperio romano tenía un retrato del sex simbol. Ganó mucho dinero y logró que sus padres (José y María) tuvieran su propia fábrica de artículos religiosos, ésta prosperó tanto que tuvieron que hacer varias sucursales, administradas por Pedro, empleado de confianza.


Mas Jesús no vivío del todo tranquilo ya que, como bien sabemos, los de Coca- Cola tenían su imagen y comercializaban con ella, se peleó tanto con ellos que un día los agarró a chingadazos afuera del negocio de su padre. Jesús los llamaba despectivamente como "fariseos" y "mercaderes". Nunca se resolvió su problema legal y se dicen que lo martirizaban la angustia, el stress y los excesos que provocan la fama. Al parecer Jesús murío en un accidente aéreo cuando despegaba su avión en plena grabación de la "Ascención", pero curiosamente nunca se encontró su cuerpo. Muchos dicen que está fue sólo la simulación de su muerte con el fin de solucionar de una buena vez las interminable persecuciones que sufría tanto de fans como de fariseos. Algunos mencionan que se retiró a una mansión secreta a la que sólo su familia, los amigos y algunos cuantos iluminados pueden entrar. Otros tantos mencionan que prepara la mejor cinta del mundo que daría fin a la historia del cine, los títulos que se manejan para tal trabajo mítico son: "Jesús: el regreso", "La saga del padre, el hijo y el espiritu" o "Apocalipsis".
Por: Alejandro Palacios